Recordando el llamado
Andando (Jesús) junto
al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano,
Que echaban la red en
el mar; porque eran pescadores.
Y les dijo Jesús:
Venid
en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres.
Y dejando luego sus redes, le siguieron.
Y dejando luego sus redes, le siguieron.
Marcos 1 16 – 18
Las palabras “llamado” y “propósito” hoy en día se han convertido
en el anzuelo frecuente de evangelistas para atraer gente a Jesucristo. Es
común escuchar frases como “Dios tiene un llamado para tu vida…” o “Dios tiene
un propósito para usted…” El problema es que si el oyente muriera al día
siguiente, nosotros deberíamos preguntarnos ¿Cuál era el llamado o propósito de
Dios para esa persona?
Nunca vamos a encontrar a Cristo o los apóstoles usando este tipo
anzuelos en los evangelios, casi me atrevería a asegurar que todos tenemos un
mismo y único llamado que debe ser nuestra mayor motivación para seguir una
vida cristiana: “ser un pescador de hombres” como le dijo a Simón Pedro.
El cristianismo es como en los aviones, la azafata le dice a las
personas antes del vuelo “en caso de despresurización póngase la máscara de
oxígeno primero y luego ayude a los demás”. Este mundo es un avión cayendo, usted necesita
ponerse el oxígeno y ayudar a los demás.
Su llamado no es ocupar una silla en la iglesia, no es escucharme
hablar o leer estas palabras. su llamado no es dar el diezmo, tampoco ser más “espiritual”.
Su llamado es activo en la iglesia.
¿Qué debe prepararse para salir a predicar el evangelio? Claro! Pero
antes que se esconda en su iglesia para “seguir preparándose” piense en lo
siguiente:
El ministerio de Cristo duró aproximadamente 3 años y medio. Antes
de esos 3 años y medio Él ya había enviado a los 12 apóstoles y otros 70 a
predicar el evangelio. (Mateo 10: 1 – 15) (Lucas 10: 1 – 12), además piense que
ninguno de ellos había recibido aún el Espíritu Santo. Pensar que se prepararon
más rápido porque estaba Cristo con ellos, es menospreciar la obra del Espíritu
Santo que está ahora con nosotros.
Ellos estuvieron listos antes de 3 años y medio, ¿Cuánto tiempo debe
esperar usted para sentirse listo? Lo lamentable en la iglesia hoy en día es
que los cristianos llevan años, 5, 10, 15 años y asumen una actitud pasiva en cuanto
a su servicio, no se preocupan por el llamado de los que aún no han llegado, no
hay amor por quienes pueden morir hoy e irse al infierno mañana.
La iglesia contemporánea es la culpable de infundir esta falta de
activismo entre los hermanos. Todos reconocemos a un hermano recién convertido,
es decir, cuando está en su “primer amor”. Éstos hermanos son activos,
serviciales, no se avergüenzan del evangelio; pero es la misma iglesia la que
se encarga de aplacarlos, les infunden temores como “que necesitan la aprobación del líder o pastor para predicar en las
calles” o “que deben tener discernimiento
para hacerlo y su falta de experiencia les impide tenerlo” o sencillamente
la iglesia no les advierte acerca de las persecuciones y burlas que puede
ocasionar el evangelio, lo que hace que los cristianos nuevos se desanimen
pronto.
Por último la falta de preparación en la iglesia. Hoy en día
abundan las conferencias en la iglesia acerca de la familia, el noviazgo, el
uso del dinero, estudios de profecía, teología, etc, etc, etc, y definitivamente NO está mal que se enseñen
estas cosas, son temas que nos corresponden como cristianos, pero todos en su
correcta medida. He comprobado en la práctica que incluso cristianos después de
mucho tiempo (10 o incluso 20 años), no entienden el evangelio y por ende no
saben cómo compartirlo. Hoy en día los hermanos saben mucho de muchas cosas en
la iglesia, pero no se les ha preparado en lo fundamental: el evangelio de
Jesucristo, salvar almas, llevar la buena noticia a las naciones.
Esta fue la principal preocupación de la vida de Jesucristo, no
solo de hacer que sus discípulos fueran exteriormente “mejores personas” o
tuvieran “una mejor familia” o fueran “mejores intérpretes del Antiguo
testamento”. Su preocupación era la propagación del mensaje de salvación, las
otras cosas vendrían por añadidura, por
la gloriosa y poderosa obra del Espíritu Santo.
Volvamos al llamado hermano, a ser pescadores de hombres como
Cristo nos hubiera llamado si estuviéramos acá en tierra.