LA SALVACIÓN
(tercera parte)
El
bautismo de Jesús
“Entonces
Jesús respondiendo, dijo: No
sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser
bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos (los apóstoles) le dijeron:
Podemos. El les dijo: A la
verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis
bautizados…”
¿A qué se refiere el Señor cuando
dice: y con el bautismo con que yo soy
bautizado, seréis bautizados”? ¿Acaso no habían sido bautizados ya los
apóstoles? Acá se refiere el Señor al bautismo en el Espíritu, como ya lo había
anunciado anteriormente Juan el Bautista:
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento;
pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más
poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.”
Mateo 3: 11
Si el Señor Jesús fue Santo y perfecto y no cometió
pecado, ¿Por qué fue bautizado? Porque el no fue bautizado para ser perdonado
de sus pecados, sino para recibir al Espíritu
Santo:
“ Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he
aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como
paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este
es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”
Mateo
3: 16 – 17
Era por medio del Espíritu Santo que
se manifestaba en Él que Jesús hacia los milagros, el estaba bautizado en el
Espíritu, y el hizo la promesa que con este bautismo ellos serían también
bautizados.
“Y estando juntos, (Jesús) les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que
esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con
agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos
días.”
Hechos
1: 4-5
Luego a los pocos días narra también el libro de los Hechos:
“Cuando llegó el día de
Pentecostés, estaban todos unánimes juntos (los apóstoles). Y de repente vino del cielo un estruendo
como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban
sentados; y se les aparecieron
lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de
ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar
en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.”
Hechos de los Apóstoles 2: 1-5
No es necesario bautizarse dos veces
para recibir el Espíritu Santo, solo es necesario el bautismo en agua, y el
bautismo en Espíritu se manifestara después, también no sobra aclara que
cualquiera puede ser bautizado por el Espíritu Santo.
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en
el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo. Porque para vosotros es
la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para
cuantos el Señor nuestro Dios llamare…”
Hechos de los Apóstoles 2: 38-39
Una vez bautizados, somos sellados con el Espíritu
Santo. Sello que nos será característico para el día del juicio.
“En él (En Jesucristo) también vosotros, habiendo oído la
palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de
nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza
de su gloria”
Efesios 1: 13-14
También dice la escritura:
“De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”
Juan
3: 5
“Y pondrá (en el día del juicio) las ovejas a su derecha, y los cabritos a su
izquierda.”
Mateo
25: 33
¿Cómo es posible ser contado entre las
ovejas y no entre los cabritos? Es necesario tener el sello del Espíritu Santo para
entrar al reino de Dios.
También existe el caso
excepcional que persona tenga que ser bautizada dos veces, pero solamente en el
caso que en el momento de ser bautizado por primera vez, esta persona no
entendía las razones que lo llevaron a ello, es decir alguien que no entendía
el evangelio pero fue bautizada. Recordemos que acá lo importante no es cumplir
con el mero rito religioso, si no lo que cuenta es la Fe, el corazón con que se
hace y por eso las cosas deben hacerse de la manera correcta, en pleno conocimiento
y conscientemente. Leamos el ejemplo:
“Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo,
después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos
discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos
le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En
qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo
Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que
creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y
habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y
hablaban en lenguas, y profetizaban. Eran por todos unos doce hombres.”
Hechos de los Apóstoles 19: 1-7
Acá aunque éstas personas
seguramente se habían arrepentido no habían recibido el Espíritu Santo, porque
no habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesucristo, es posible que no
hayan oído de su muerte y resurrección, por lo tanto habían cumplido el primer
requisito (arrepentirse) pero no los otros, entonces era necesario que fueran
bautizadas de nuevo. Vemos también como reciben ellos el Espíritu Santo después
de que Pablo les impone las manos. Es posible que un creyente bautizado que
cumpla todos los requisitos se le tenga que imponer las manos para que reciba el Espíritu Santo si no son
bautizados por él en ese momento.
Recordemos por último
cuales son las manifestaciones o dones
del Espíritu Santo.
No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones
espirituales. Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba
llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos. Por tanto, os hago saber que nadie que hable
por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús
Señor, sino por el Espíritu Santo.
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es
el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay
diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el
mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para
provecho.
Porque a éste es dada por el Espíritu palabra
de sabiduría; a otro, palabra de
ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero
todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en
particular como él quiere.
1 Corintios 12: 1-11
Dice en la palabra:
“Por
sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos
de los abrojos?”
Mateo
7: 16
¿Cuáles son los frutos que
por naturaleza debe dar una persona convertida? La vida en Espíritu, esta vida
debe ir acompañada de una cambio de conducta, como vemos en la carta de Pablo a
los Gálatas:
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los
deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el
del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis
lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías,
y cosas semejantes a estas; acerca
de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican
tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Mas el fruto del Espíritu es
amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la
carne con sus pasiones y deseos.
Si vivimos por el Espíritu, andemos
también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a
otros, envidiándonos unos a otros.
Gálatas 5: 16-25
En esto se ve reflejada
una legítima conversión, en un cambio de vida, de conducta; no en que antes
eras católico y ahora eres evangélico, esas cosas no valen nada delante de Dios
si no has transformados tus caminos, acá no vale cuanto das de diezmo ni de
ofrenda, o si dejar de ir un domingo a la iglesia, o si te confiesas con un
cura. Dios no quiere sacrificio, quiere que los hombres sean transformados a
misericordia.
Malas
interpretaciones del bautismo
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros
divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un
mismo parecer. Porque he sido informado
acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros
contiendas.
Quiero decir, que cada uno de vosotros
dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso
está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis
bautizados en el nombre de Pablo? Doy gracias a Dios de que a ninguno de
vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo, para que ninguno diga que
fuisteis bautizados en mi nombre. También bauticé a la familia de Estéfanas; de
los demás, no sé si he bautizado a algún otro. Pues no me envió Cristo a
bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que
no se haga vana la cruz de Cristo.”
1Corintios 1: 10-17
Es cierto que una vez
hemos creído y somos bautizados, hacemos automáticamente parte del cuerpo de
Cristo que es la iglesia. ¿Cuál iglesia de Cristo? La única y verdadera
iglesia. Por eso dice también en la misma carta a los corintios:
“Porque por un solo
Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos,
sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.”
1 Corintios 12: 13
Como dice el primer pasaje
de la carta a los corintios, ¿acaso está divido Cristo? En ninguna manera, la
realidad es que todos somos un cuerpo a pesar de las divisiones que han creado
los hombres últimamente y que no son ajenas a la palabra. Como en ese entonces,
algunos se hacían llamar de Apolos, de Cefas, otro de Pablo, así mismo hoy en
día unos se hacen llamar pentecostales, bautistas, evangélicos o del pastor
fulano, o del pastor zutano, o de la iglesia los amigos de Jesús, o de la
iglesia venga acá y no a allá.
La realidad es que siempre hemos sido una y la misma iglesia.
Si su bautismo ha sido en
nombre de alguna institución, en nombre de la iglesia católica, o de la iglesia
evangélica, debo decirle que su bautismo es en vano y no ha comprendido nada de
lo anteriormente expuesto. Algunas de las iglesias actuales exigen a los
creyentes aun así vengan de otra “denominación” que deben bautizarse de nuevo
bajo esta institución. Esto no es mas que crear nuevas denominaciones y
divisiones del cuerpo de Cristo. Es necesario entender que es UN SOLO BAUTISMO
en el sentido doctrinal:
“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de
la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre,
soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en
guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como
fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un
Señor, una fe, un bautismo, un
Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en
todos.
Efesios 4: 1-6
Si el bautismo no ha sido
efectuado en los fundamentos bíblicos, es vano y es válido hacerlo de nuevo. No
bajo el nombre de ninguna institución, pastor o visión. Solo hay una visión,
una doctrina, una iglesia y todos estos conceptos están compilados en la palabra.
No hay que dar pie a especulaciones e interpretaciones; en éste punto es donde
aprovechan todos los que dividen el cuerpo para justificar sus errores,
pareceres y opiniones.