viernes, 12 de octubre de 2012

LA SALVACIÓN - III


LA SALVACIÓN

(tercera parte)



El bautismo de Jesús

“Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos (los apóstoles) le dijeron: Podemos. El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados…”
Mateo 20: 22- 23a[1]

¿A qué se refiere el Señor cuando dice: y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados”? ¿Acaso no habían sido bautizados ya los apóstoles? Acá se refiere el Señor al bautismo en el Espíritu, como ya lo había anunciado anteriormente Juan el Bautista:

Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.”

Mateo 3: 11

Si el Señor Jesús fue Santo y perfecto y no cometió pecado, ¿Por qué fue bautizado? Porque el no fue bautizado para ser perdonado de sus pecados, sino para recibir al Espíritu Santo:

“ Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.
Mateo 3: 16 – 17

Era por medio del Espíritu Santo que se manifestaba en Él que Jesús hacia los milagros, el estaba bautizado en el Espíritu, y el hizo la promesa que con este bautismo ellos serían también bautizados.

Y estando juntos, (Jesús) les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.  Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.[2]
Hechos 1: 4-5

Luego a los pocos días narra también el libro de los Hechos:

 “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos (los apóstoles). Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;  y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” 
Hechos de los Apóstoles 2: 1-5

No es necesario bautizarse dos veces para recibir el Espíritu Santo, solo es necesario el bautismo en agua, y el bautismo en Espíritu se manifestara después, también no sobra aclara que cualquiera puede ser bautizado por el Espíritu Santo.

“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.  Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare…”

Hechos de los Apóstoles 2: 38-39

Una vez bautizados, somos sellados con el Espíritu Santo. Sello que nos será característico para el día del juicio.

“En él (En Jesucristo) también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”

Efesios 1: 13-14

También dice la escritura:

De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” 
Juan 3: 5

 “Y pondrá (en el día del juicio) las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.”
Mateo 25: 33


¿Cómo es posible ser contado entre las ovejas y no entre los cabritos? Es necesario tener el sello del Espíritu Santo para entrar al reino de Dios.

También existe el caso excepcional que persona tenga que ser bautizada dos veces, pero solamente en el caso que en el momento de ser bautizado por primera vez, esta persona no entendía las razones que lo llevaron a ello, es decir alguien que no entendía el evangelio pero fue bautizada. Recordemos que acá lo importante no es cumplir con el mero rito religioso, si no lo que cuenta es la Fe, el corazón con que se hace y por eso las cosas deben hacerse de la manera correcta, en pleno conocimiento y conscientemente. Leamos el ejemplo:

“Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. Eran por todos unos doce hombres.”
Hechos de los Apóstoles 19: 1-7

Acá aunque éstas personas seguramente se habían arrepentido no habían recibido el Espíritu Santo, porque no habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesucristo, es posible que no hayan oído de su muerte y resurrección, por lo tanto habían cumplido el primer requisito (arrepentirse) pero no los otros, entonces era necesario que fueran bautizadas de nuevo. Vemos también como reciben ellos el Espíritu Santo después de que Pablo les impone las manos. Es posible que un creyente bautizado que cumpla todos los requisitos se le tenga que imponer las manos  para que reciba el Espíritu Santo si no son bautizados por él en ese momento.

Recordemos por último cuales son las manifestaciones o dones del Espíritu Santo.

No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos.  Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.

Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.  Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

1 Corintios 12: 1-11

Dice en la palabra:

Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?”

Mateo 7: 16

¿Cuáles son los frutos que por naturaleza debe dar una persona convertida? La vida en Espíritu, esta vida debe ir acompañada de una cambio de conducta, como vemos en la carta de Pablo a los Gálatas:

Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,  envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 

Mas el fruto del Espíritu es
amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.  Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
Gálatas 5: 16-25

En esto se ve reflejada una legítima conversión, en un cambio de vida, de conducta; no en que antes eras católico y ahora eres evangélico, esas cosas no valen nada delante de Dios si no has transformados tus caminos, acá no vale cuanto das de diezmo ni de ofrenda, o si dejar de ir un domingo a la iglesia, o si te confiesas con un cura. Dios no quiere sacrificio, quiere que los hombres sean transformados a misericordia.[3]

  

Malas interpretaciones del bautismo

“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.  Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.

 Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo? Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo, para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre. También bauticé a la familia de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro. Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.”
1Corintios 1: 10-17

Es cierto que una vez hemos creído y somos bautizados, hacemos automáticamente parte del cuerpo de Cristo que es la iglesia. ¿Cuál iglesia de Cristo? La única y verdadera iglesia. Por eso dice también en la misma carta a los corintios:

Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.”
1 Corintios 12: 13

Como dice el primer pasaje de la carta a los corintios, ¿acaso está divido Cristo? En ninguna manera, la realidad es que todos somos un cuerpo a pesar de las divisiones que han creado los hombres últimamente y que no son ajenas a la palabra. Como en ese entonces, algunos se hacían llamar de Apolos, de Cefas, otro de Pablo, así mismo hoy en día unos se hacen llamar pentecostales, bautistas, evangélicos o del pastor fulano, o del pastor zutano, o de la iglesia los amigos de Jesús, o de la iglesia venga acá y no a allá[4]. La realidad es que siempre hemos sido una y la misma iglesia.

Si su bautismo ha sido en nombre de alguna institución, en nombre de la iglesia católica, o de la iglesia evangélica, debo decirle que su bautismo es en vano y no ha comprendido nada de lo anteriormente expuesto. Algunas de las iglesias actuales exigen a los creyentes aun así vengan de otra “denominación” que deben bautizarse de nuevo bajo esta institución. Esto no es mas que crear nuevas denominaciones y divisiones del cuerpo de Cristo. Es necesario entender que es UN SOLO BAUTISMO en el sentido doctrinal:

“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. 

Efesios 4: 1-6
Si el bautismo no ha sido efectuado en los fundamentos bíblicos, es vano y es válido hacerlo de nuevo. No bajo el nombre de ninguna institución, pastor o visión. Solo hay una visión, una doctrina, una iglesia y todos estos conceptos están compilados en la palabra. No hay que dar pie a especulaciones e interpretaciones; en éste punto es donde aprovechan todos los que dividen el cuerpo para justificar sus errores, pareceres y opiniones.


[1] Leer todo el contexto. Mateo 20: 20-28
[2] Acá hace referencia a Mateo 3: 11
[3] Mateo 9: 13
[4] El autor no hace referencia a nombres de iglesias y pastores ficticios. 





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